LIBRO 16: El maestro de ajedrez
Rodolfo Garbarino en su introducción dice:
"El título del libro es un homenaje a todos los maestros que con gran entusiasmo enseñan ajedrez en los últimos años siendo ésta la forma de ganarse la vida de muchos de los mejores ajedrecistas de Argentina. Desde esa época he tenido alumnos de los mas diversos perfiles. He enseñado a niños, jóvenes, adultos, ancianos, hombres y mujeres, aficionados, jugadores de club, jugadores de primera Así, por ejemplo, entre los niños que han realizado este de este plan de estudios,.debo destacar, entre otros, a Hugo Spangenberg-quizás el mayor talento surgido en Argentina en los últimos 15 años- Oaudio Fusek y Juan Ignacio Jerez Infante, campeones argentinos Sub-14, el Maestro Internacional Luis Campos, la campeona de los juegos bonaerenses Rita Reynoso y actualmente a los jovenásimas promesas Yanina y Sebastián Olmos."
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Esperamos que este libro sea de gran ayuda a todos aquellos que son monitores de ajedrez o simplemente maestros de este hermoso juego
Esperamos que este libro sea de gran ayuda a todos aquellos que son monitores de ajedrez o simplemente maestros de este hermoso juego
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PROBLEMA 16
Nuestro infatigable amigo Sam Loyd, hizo un alarde de ambientación histórica en uno de sus ingeniosos problemas. Bueno…más que un problema, es lo que sedenomina un Multiproblema que contiene otro problema que contiene otro problema….al estilo de las conocidas Matrioskas rusas. El problema reza reza tal que así:
En 1713, durante la guerra sueco-turca, el rey Carlos XII de Suecia estaba sitiado por el enemigo y ocupaba su tiempo jugando al ajedrez. Su oponente era el ministro Grotuzen. Un día, llegaron a la posición mostrada en el diagrama. Carlos anunció mate en 3
¿Cuál es tu solución?
solución: (1.Txg3 Axg3 2.Cf3 Axh2 3.g4++)
Pero una bala turca entró por la ventana y destrozó el caballo blanco. Carlos ni se inmutó. “¡No importa! te regalo el caballo, y te daré mate en 4″
¿Cuál sería tu solución?
solución: (1.hxg3 Ae3 2.Tg4 Ag5 3.Th4+ Axh4 4.g4+)
Tan pronto como dijo esto, otra bala entró y volatilizó el peón h2. “Parece que los turcos se han aliado contigo. Pero no importa. Sin el peón, te daré mate en 5 movimientos”
¿será cierto que hay mate en 5? Creo que sí ¡Piensa!!
Solución: (1.Tb7 Ae3 2.Tb1 Ag5 3.Th1+ Ah4 4.Th2 gxh2 5.g4++)
Hasta aquí llega el problema publicado por Loyd. Pero trascendió que su mente compuso un mate en 6 que se hubiese dado si la primera bala hubiese alcanzado a la torre y no al caballo…una especie de regalo escondido dentro de esta curiosa historia. Este es el mate en 6.
Es un poco más dificil , pero creo que la puedes encontrar.
Solución (1.Cf3 2.Cxe1 Rh4 3.h3 Rh5 4.Cd3 Rh4 5.Cf4 h5 6.Cg6++ 1–0)
Espero le haya agradado.
Ajedrez: El simbólico juego de la vida
La leyenda nos cuenta que
hace mucho, mucho tiempo, vivía en la India un rey muy poderoso. Aunque tenía
tierras, lujos y riqueza, lo que más valoraba era a su familia: su esposa y su
único hijo.Pero un día, se desató una guerra con un reino vecino. El rey no
deseaba exponer a su familia, pero el príncipe ya era un hombre adulto y
decidió liderar las fuerzas de su padre, aún en contra de sus deseos.
Finalmente, la guerra terminó en victoria para el rey, pero sólo por el
sacrificio del príncipe, que murió a manos del enemigo.
El rey se entristeció en
demasía, tanto que no comía y no bebía. La reina estaba muy preocupada por su
esposo, y proclamó por el reino que aquél que pudiera devolver la alegría a su
esposo, sería muy bien recompensado. De todas partes, llegaron magos, malabaristas,
acróbatas, artistas de la más diversa índole. Pero ninguno agradaba al rey.
Hasta que un día, un monje llegó al palacio.
Él le enseñó un curioso
juego, que consistía en un tablero cuadrado, con 64 casillas, 32 blancas y 32
negras y 6 tipos de piezas: peones,
elefantes (caballos), torres, príncipes (alfiles), rey y reina. El juego
era el ajedrez y el rey se interesó mucho; día con día aprendía más y más a
jugar con el monje, aunque no le gustaba perder piezas. Hasta que en una
ocasión, el rey tenía que sacrificar a su alfil para ganar el juego. "A
veces hay que sacrificar un príncipe para salvar un reino", dijo el monje.
El rey reflexionó las sabias palabras del hombre santo y por fin su corazón se
alegró.
En recompensa el rey ofreció
al monje lo que él deseara. El hombre no deseaba nada, pero el rey insistió
tanto, que él le pidió un grano de trigo por el primer cuadro del tablero, dos
por el segundo, cuatro por el tercero y así hasta completarse los 64 cuadros.
El rey pensó que era algo insignificante, pero cuando el escriba hizo sus
cálculos, determinó que no había suficiente grano en todo el reino para saldar
la deuda. El monje sonrió y le dijo "recuerde que el ajedrez es el juego
de la vida, y uno debe pensar dos veces antes de mover su pieza, antes de
hablar y antes de actuar" y liberó al rey de su promesa.
El rey aprendió tanto del
monje y su juego de ajedrez, que decidió expandirlo por el mundo. El día de hoy
millones de personas juegan este maravilloso juego, aunque pocos conocen el significado
detrás de los símbolos del tablero y las piezas.
El tablero es un cuadrado
con 64 cuadros dentro, 32 blancos y 32 negros. El cuadrado es una figura de 4
lados de igual medida y 4 ángulos rectos. Está conformado por 2 lados
horizontales paralelos y perpendicularmente otros dos lados verticales
paralelos entre sí, siendo una figura equilibrada, estable y estática. El
número 4 está asociado con la materia y sus cuatro elementos: aire, agua, fuego
y tierra; también con los 4 puntos cardinales de la Tierra: Oriente, Occidente,
Sur y Norte.
Las líneas verticales
simbolizan la unión entre lo que está arriba con lo de abajo, lo Celestial y lo
Infernal, lo Espiritual y lo material, Dios y el hombre; además de marcar que
todas las jerarquías se encuentran bajo una misma ley que desciende o asciende.
Mientras que las líneas horizontales representan la igualdad sin jerarquías, la
naturaleza igual de todas las cosas en Oriente y Occidente, que une lo que está
en el lado derecho con el izquierdo, la luz y las tinieblas, lo masculino y lo
femenino.
Ahora bien, el tablero de
ajedrez se conforma por 32 cuadros blancos y 32 negros. El blanco y el negro
simbolizan nuevamente las polaridades: masculino-femenino, negativo-positivo,
vida-muerte, ying-yang, lo bueno y lo malo; que en el tablero, que simboliza el
mundo y el camino de la vida, representan las buenas y malas acciones, las
adversidades y los triunfos por sobre estas, los logros y derrotas;
enseñándonos que debemos avanzar por sobre las adversidades al igual que lo
haríamos por lo venturoso, por lo malo igual que por lo bueno. De igual forma,
nos enseña a tratar a todos los seres humanos de igual forma, sin importar su
raza, sexo, religión o ninguna otra índole, pues lo único que nos hace
diferentes es el vicio y la virtud.
Hay seis tipos de piezas:
Rey, Reina, Alfiles, Caballos, Torres y Peones. Las Torres son 4 y marcan las
esquinas del tablero. En una primera instancia, representan el castillo, la
fortaleza y el hogar. Son el edificio que resguarda los tesoros ocultos, y el
hogar donde reside el fuego sagrado. La Torre representa lo inamovible, lo
material y lo físico. Sus movimientos son fuertes y rectos, horizontales y
verticales, directos y poderosos. Al igual que lo material es determinante y
directo, es como es.
Los Caballos representan a
los Caballeros, aquellos que se ciernen por sobre los instintos para cabalgar
por el camino de la virtud y combatir por su Señor, en la guerra y mantener el
orden en tiempos de paz. Los Caballeros son quienes resguardan la Justicia
entre todos bajo su cuidado, son quienes protegen y guían.
El Caballo es la única pieza
capaz de saltar a otras piezas con su movimiento en forma de "L"
simboliza el intelecto que vence las pasiones y eleva al espíritu. En cada
ejército del ajedrez hay dos caballos, uno que representa la inteligencia
material y el otro la intuición espiritual, que deben complementarse para jugar
en el tablero de la vida.
Los Alfiles representan al
principado o al sacerdocio, ya que antiguamente, los príncipes y los sacerdotes
tenían una educación similar, pues los hijos de los reyes eran enviados a los
Templos a estudiar las ciencias y artes sagrados. A final de cuentas, el alfil
representa las cuestiones sagradas, tanto esotéricas como exotéricas. Así como
el caballo es la justicia profana, el alfil es la justicia sagrada. Su
movimiento es discreto, siempre en diagonal, como los secretos de la
espiritualidad.
Esta pieza tiene la
particularidad de que blancos o negros, jamás cambiarán su color, lo que
significa que uno es el emisario de la vida y el otro de la muerte, del
principio y del fin, los dos principios antagónicos y complementarios. Como
guardianes del Rey y la Reina, que representan fuerzas cósmicas, son los
sacerdotes con la llave de las puertas celestiales, que atan y desatan en la
Tierra.
La Reina como su nombre lo
indica representa en primera instancia a la gobernante, la Señora, esposa del
Rey. Pero en un sentido más profundo, simboliza el principio material de la
Gran Madre, es la Naturaleza que alimenta a sus hijos y los provee con alimento
y sustento. Es la gobernante y la sacerdotisa, ambos aspectos, que se
representan como la Tierra, que gobierna las pasiones e instintos; y la Luna,
que rige la noche, las emociones y sentimientos, los secretos ocultos y las
ilusiones, la personalidad y lo múltiple. Por algo es aparentemente, la pieza
más poderosa del juego, capaz de moverse en cualquier dirección.
El Rey como resulta obvio,
representa al gobernante, el Señor que con su fuerza, voluntad y sabiduría
protege y guía a su pueblo, y que concentra en sí mismo, el arte del guerrero y
el sacerdote. Aunque en lo profundo, simboliza al Espíritu, Único y Eterno. Es
el gobernante del mundo que rige a todos, religiosos y laicos, ricos y pobres,
nobles y plebeyos.
También simboliza al Sol, el
Astro Rey, que gobierna el día, el mundo luminoso de las ideas y los
pensamientos, la Individualidad y lo Único, que rige la Verdad y la
Justicia, y esclarece las almas. En el
tablero sólo existen dos Reyes, que simbolizan al Ser y al No-Ser, al Visible y
al Invisible, que en el tablero luchan pero que son complementarios. Esta es la
pieza más poderosa e importante del tablero, al capturar al Rey oponente, hemos
vencido.
Pero aún queda otra pieza
muy importante para el juego, una que es fundamental: el Peón, que a primera
vista, resulta ser el campesino, el plebeyo que forma parte del pueblo regido
por el rey. Pero recordemos que la fuerza de un reino no viene de sus
gobernantes, sino de sus gobernados. Los peones son la primera línea, quienes
conforman el grueso del ejército.
Y en un sentido primordial,
representan al ser humano, que resguarda tras de sí, la fortaleza, el
intelecto, su conexión con lo sagrado, el poder femenino y masculino de la
Naturaleza y el Espíritu, mismos que protege. El Peón es la única pieza que no
puede hacer otra cosa más que avanzar hacia adelante sin dar marcha atrás.
Aunque algunos en cuadros blancos y otros en negros, todos los peones comienzan
su recorrido en una misma línea, lo que representa que a pesar de nacer en
circunstancias diversas, todos somos iguales y tenemos un camino que recorrer,
con triunfos y fracasos, adversidades y venturas, representadas como los
cuadros blancos y negros.
En la mayoría de los casos,
los peones no avanzan más allá de la 3a o 4a casilla. Pero aquellos que logran
pasar las 7 casillas (que representan el número de la perfección, las 7
vibraciones universales que ascienden de la Tierra al Cielo) logran transformarse
en lo que deseen, son el hombre realizado, el héroe que ha alcanzado la
Inmortalidad y ha abandonado su condición humana para convertirse en algo más,
quien ha trascendido las pruebas terribles para encontrarse con la Divinidad y
ser uno con ella.
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