En este enlace: Cuentos de ajedrez, encuentras muchos cuentos (+ de 200) para el disfrute literario.
Les dejo estos link para todos los amantes de buenas lecturas relacionadas con el ajedrez, del centro virtual Cervantes
Néstor Quadri
Fuente: http://ajedrezyliteratura.blogspot.com/
En esta oportunidad quiero dejarles unos poemas y pequeños relatos relacionados con el ajedrez. Espero les guste.
El último sueño del
Viejo
Un cuento de ajedrez por Andreas Keil
¡Hoy le necesitan otra vez!
Esta idea estimuló al viejo, cuando Él abrió sus ojos por la mañana.....
La mirada del Viejo siguió lentamente los rayos dominicales del sol, que se
deslizaban opacos a través de las gruesas cortinas.
Se reflejaron en el enorme tablero sobre-dimensional de madera, que le habían
regalado sus compañeros de equipo con ocasión de su 90 aniversario.
Las casillas blancas cegaron sus viejos párpados, mientras las negras le
parecían más nítidas que nunca.
Su mirada se deslizó casilla por casilla a lo largo de la diagonal negra,
desde h8, donde solía montar con éxito una barricada para su rey, pasando por
g7, su casilla preferida para el fianchetto, a f6 y c3, donde Él planteaba a
veces un sacrificio, hasta la esquina distanciada de a1, donde Él, con
frecuencia, había podido hostigar peligrosamente a los reyes blancos cobijados
en su enroque largo.
Ciertamente, ya había pasado hacía mucho la época en que era respetado como
un adversario temible allá en su tierra natal, pero no había disminuido en nada
su entusiasmo por el juego y su afán de estar a disposición de su club de
ajedrez.
Para hoy estaba fijado un encuentro importante. El Viejo no se hizo de rogar
demasiado, cuando el equipo le pidió que volviera a sentarse frente al tablero.
Pero también sabía que se lo habían pedido tan sólo como acto de respeto
frente a Él. No solamente apenas había jugado en los últimos años, sino que le
costaba cada vez más concentrarse ante el tablero durante horas.
Además, hoy habría de enfrentarse con Joven, un jugador agresivo y
ascendente, que le había vencido con cierta facilidad, hacía algunos años.
Sí, era consciente de la dificultad de su tarea, pero Él no temía una posible
derrota. Hacía años que esto no le inquietaba.
Cuando el capitán del equipo leyó los emparejamientos con una sonrisa pícara
–bajo la mirada divertida de los otros jugadores – anunció: “tablero 8: Joven
contra Viejo”, el Viejo sintió un hormigueo desafiante en las puntas de sus
dedos.
Por supuesto, nadie tenía que presentarle. Todos conocían sobradamente su
nombre y su historial. La mayoría de los presentes habían sido sus discípulos en
ajedrez.
Ahora Él estaba dispuesto a jugar, como siempre, con la máxima concentración.
Blancas: Joven
Negras: Viejo
1. e4 c5 2. Cf3 d6 3. d4 cxd4 4. Cxd4 Cf6 5. f3!?
Joven jugaba muy rápido, con una sonrisa algo impertinente en su rostro. Una
siciliana abierta con 5. f3; el Viejo respiró profundamente. En realidad,
siempre prefería desarrollarse tranquilamente, enrocar, y después, poco a poco,
desde una posición segura, pero activa, ir buscando huecos en el campo
contrario. Variantes tranquilas, tipo dragón o erizo, que no produjesen
dificultades a las negras como podría ser un avance c4 de la blancas.
Seguramente debía haber permanecido ya durante varios minutos con los ojos fijos
en el tablero, cuando se acercó el capitán, un caballero de pelo gris, de algo
más de sesentas años. Cuando Él era joven, siempre había preferido hundirse con
las banderas enhiestas frente al viento, antes que dejarse arrastrara una
posición que no se aviniese con su estilo de juego.
5....e5 6. Ab5+ Cbd7 7. Cf5 d5!
‘Esto ya empieza a tener buen aspecto’, pensó el Viejo, una vez que se
decidió por esta serie de jugadas. Pero no las tenía todas consigo si el
adversario jugaba la lógica 8. exd5, que recomienda la teoría. Sin embargo, su
agresivo adversario había preparado otra cosa.
8. Ag5?
Tras ejecutar este largo desplazamiento sobre el tablero, el dinámico Joven,
se levantó, se estiró y, divertido, empezó a atar con agujetas el nudo de su
bolsa de comida. El Viejo percibió, que su adversario había conseguido lo que
quería: ¡Complicaciones!
El Viejo trató de calcular algunas variantes, pero ya no lo consiguió.
Finalmente, Él hubo de resignarse a la evidencia: aquella no sería una tranquila
partida posicional. Su adversario sacó una manzana de su bolsa y sorbió varios
tragos de una botella abigarrada, que llevaba la misteriosa inscripción “Energy
Drink”.
¡‘Bueno’, pensó el Viejo, ‘parece que el ajedrez es un juego complicado’!
8...Da5+ 9. Cc3 d4 10. Cxd4 exd4 11. Dxd4
En principio, el Viejo estaba ahora contento consigo mismo por haber aceptado
el reto y ganado un caballo por dos peones.
Pero cuanto más fijaba sus ojos sobre la dama blanca situada sobre la gran
diagonal negra, más peligrosa le parecía. Los brazos tranquilamente cruzados del
contrincante, reforzaron su impresión. Sus dos tan apreciados caballos estaban
clavados, y mientras que Él no podía ni soñar en enrocarse, las blancas se
disponían a colocar una torre en la columna “d” mediante el enroque largo.
Él temía el avance “e5”, y ya le parecía escuchar un amenazador “¡Jaque con
perdida de la dama!” de su contrincante después de Ae7 y Axd7+.
Esta vez, el Viejo ya no intentó calcular variantes, sino que se basó en su
intuición.
11. ...Ab4!?
Tal vez sería posible eliminar el Cc3 y el Ab5.
O después de De5+ encontrar un sitio seguro en f8 para su rey. O bien entrar
en un final con un peón blanco doblado y aislado en la columna “c”?!
Ahora, Joven se inclinó sobre el tablero y olvidó su manzana.
El Viejo presentía que su adversario cavilaría ahora prolongadamente.
Así que empuñó su bastón, se levantó luchando contra sus piernas frágiles y
arrastró sus pies hasta la habitación vecina para prepararse un té negro
sencillo.
Vertió la bebida humeante de una olla metálica tuerta, sobre la cual hacía
decenios que se gastaban bromas, pero que nadie se decidía a tirar a la basura.
Cuando el Viejo colocó prudentemente la olla al lado del tablero, su
adversario ejecutó un nuevo jaque
12. Axd7+ Axd7 13. Axf6 gxf6 14. 0-0-0 Ae6 15. Cd5 Axd5 16.
Dxf6?!
Hasta ahora, el Viejo se había limitado a jugar a la contra. En este momento
temía a la dama blanca, plena de vigor. ¿Cómo era posible que le hubiese
engañado del tal modo su sentido de ajedrez, desarrollado durante cientos de
partidas y a lo largo de decenios?
¿No había hecho Él todo lo que había predicado a sus discípulos: un juego
activo, mover cada pieza una sola vez durante la apertura y cambiar rápidamente
la piezas adversarias peligrosas?
Y ahora presentía que esa dama blanca le impediría enrocar y le arrebataría
al menos una torre mediante Dxh8+ ; o bien mediante Txd5, si Él intentaba apoyar
la huída del monarca negro.
Por unos instantes, el Viejo se sintió humillado.
Pero había llegado el momento de demostrar que Él seguía siendo alguien.
Todo el entorno del tablero parecía envuelto en una neblina tenue. De pronto,
su mano derecha se movió temblorosa, como si no le perteneciese, en dirección a
su dama negra que avanzó paso a paso.
16. ....Dxa2!!
El Viejo sujetó firmemente en su mano el peón capturado y no se movió ni un
milímetro.
Se dio cuenta de que los ojos de su adversario paseaban intranquilos de “h8”
a “a1”, en una y otra dirección.
Joven puso su manzana al lado de la olla del Viejo; luego golpeó.
17. Dxh8+
¡Ganancia de la torre y jaque!
17.....Re7
Sin ninguna inquietud, Él empujó su rey hacia delante tan solo con la punta
de un dedo. El cuerpo del Viejo estaba en máxima tensión. No prestó ninguna
atención a su única torre superviviente en “a8”, dispuesta a sacrificarse a la
voracidad de la dama blanca.
Él sólo tenía ojos para la casilla “a1”.
18. De5+
“¡Jaque!” Por supuesto, Joven había visto el mate negro con Da1, que le
obligaba a perdonar a la segunda torre negra, y empezaba a moverse sin cesar
nerviosamente en su silla.
18....Ae6, 19. Dc7+
Por quinta vez “jaque”, pero ya solo en voz baja.
Joven había calculado, que 19. Dg5+ no le podía servir, porque después de
19...f6! 20. Dg7+ Af7 fracasarían todos los trucos a base de Td7+, ya que la
dama negra desde “a2” cubría el Af7.
Mientras tanto, el Viejo fijó cautelosamente su mirada en el monarca blanco.
19. ....Re8
Nuevamente
y solo con las puntas de sus dedos retiró el Viejo el rey a su
casilla nativa, con la impresión de que destruía la esperanza de las blancas en
Rf8? Td8+.
20. c3
Casi sin moverse, el Viejo efectuó ahora otra jugada corta, que habría de
obligar a la señora blanca a regresar a la diagonal negra como por arte de
magia.
20.....Tc8 21. De5
¡De repente el Viejo estalló, quebrando su tensa postura de acecho! Él cogió
su torre y – seguramente con el movimiento más rápido desde hacía muchos años –
la impulsó hacia delante....
21.....Txc3+!!
Estallido – “¡Jaque al rey blanco!”
¡La segunda torre del Viejo era nuevamente sacrificada!
Joven se hundió sobre el tablero.
El cerebro del Viejo volvió a funcionar como en los viejos tiempos.
Con gran satisfacción Él vio, que tanto la desesperante 22. Rd2 (después de
Dxb2+ 23. Re1 Tc1+) como la resignada 22. Dxc3 (después de Axc3 23. bxc3 Ab3!)
ofrecería a las blancas un final inmediato de mate.
22. bxc3 Aa3!# ¡Jaque mate!
Joven dio rápidamente la mano al Viejo. Se levantó y retrocedió un paso.
Sólo ahora y muy lentamente se disipó la neblina que envolvía el tablero para
el Viejo. La manzana y el té seguían intactos. Él no estaba solo: sin que lo
hubiese advertido, todos los jugadores de su equipo y del otro estaban agrupados
en torno a su tablero y rompieron en un aplauso unánime. Le estrechaban la mano,
le daban afectuosas palmadas en el hombro e incluso alguien le puso el rey
blanco como trofeo en el bolsillo de la camisa.
Cuando el Viejo, aquella noche, estuvo acostado, vio el tablero
grande de madera a la luz mortecina de las faroles de la calle.
Ya no sabía, si realmente se había levantado en el día de hoy o si Él
había soñado durante todo el día. Cuando el Viejo cerró finalmente los ojos, Él
presintió, que dormiría durante mucho, mucho tiempo... Sin embargo, Él no tenía
ningún miedo y su sonrisa resplandecía de felicidad.
Nota:
Mi entrenador juvenil de ajedrez Erich Uebe (1906-2002) habría
celebrado el 22 de julio de 2006 su 100 aniversario. Fue ajedrecista en activo
hasta su último año de vida y socio del club de ajedrez de Bitterfeld desde
1914.
La partida en la que se basa este cuento, Paul Robson contra
Andreas Keil, se jugó en la 1ª ronda de la final nacional de los campeonatos de
los Servicios Públicos de Gran Bretaña en Leeds, Inglaterra, el 26 de julio de
2006.
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Literatura
- El ajedrez y la literatura (33). Ruy López de Segura: el primer torneo de maestros, 9 de diciembre de 2014
- El ajedrez y la literatura (32). Romance de Fajardo, 18 de noviembre de 2014
- El ajedrez y la literatura (31). El juego del «axedrez» a lo erótico, 6 de noviembre de 2014
- El ajedrez y la literatura (30). Juego del axedrez a lo divino, 8 de octubre de 2014
- El ajedrez y la literatura (29). Milagros ajedrecísticos, 23 de septiembre de 2014
- El ajedrez y la literatura (28). Movimientos ajedrecísticos y enseñanza alegórica, 9 de septiembre de 2014
- El ajedrez y la literatura (27). Los peones y los oficios populares, 30 de julio de 2014
- El ajedrez y la literatura (26). Dechado de la vida humana (1549), 7 de julio de 2014
- El ajedrez y la literatura (25). Jacobus de Cessolis, 25 de junio de 2014
- El ajedrez y la literatura (24). Los ajedreces alegóricos, 21 de mayo de 2014
- El ajedrez y la literatura (23). Entre burlas y veras: la mona ajedrecista, 14 de abril de 2014
- El ajedrez y la literatura (22). Los ajedreces amorosos, 2 de abril de 2014
- El ajedrez y la literatura (21). Lances de amor y de ventura, 3 de marzo de 2014
- El ajedrez y la literatura (20). Scachs d’amor, 10 de febrero de 2014
- El ajedrez y la literatura (19). Los lances de don Amor, 16 de octubre de 2013
- El ajedrez y la literatura (18). Jaques y mates (morales), 26 de septiembre de 2013
- El ajedrez y la literatura (17). Estrategias contra la dama, 4 de septiembre de 2013
- El ajedrez y la literatura (16). El ajedrez mecánico, 21 de agosto de 2013
- El ajedrez y la literatura (15). Tableros y escudos, 9 de agosto de 2013
- El ajedrez y la literatura (14). Las relaciones sentimentales, 12 de febrero de 2013
- El ajedrez y la literatura (13). El primer manual de ajedrez moderno, 23 de enero de 2013
- El ajedrez y la literatura (12). El príncipe muerto, 12 de diciembre de 2012
- El ajedrez y la literatura (11). El asedio amoroso, 6 de noviembre de 2012
- El ajedrez y la literatura (10). La dama siempre gana (o el strip-ajedrez), 18 de octubre de 2012
- El ajedrez y la literatura (9). La seducción ajedrecística, 27 de septiembre de 2012
- El ajedrez y la literatura (8). El fatal enamoramiento, 12 de septiembre de 2012
- El ajedrez y la literatura (7). Los caballeros ajedrecistas, 30 de agosto de 2012
- El ajedrez y la literatura (6). Los ajedreces herméticos, 23 de agosto de 2012
- El ajedrez y la literatura (5). El poder de un Rey Sabio, 16 de agosto de 2012
- El ajedrez y la literatura (4). Jaque al rey, 2 de agosto de 2012
- El ajedrez y la literatura (3). La perfección de los héroes, 27 de julio de 2012
- El ajedrez y la literatura (2). Las mocedades heroicas, 9 de julio de 2012
- El ajedrez y la literatura (1). El origen de los héroes, 21 de junio de 2012
Literatura y ajedrez: cuando la vida gana o pierde en 64 casillas
La victoria de Magnus Carlsen como el segundo campeón de ajedrez más joven del mundo sirve como excusa para explorar las conexiones entre juego y creación. Nabokov, Zweig, Lewis Carroll, Becket, Arreola… todos se sintieron fascinados por las 64 casillas del tablero y hubo quienes, como Duchamp, dejaron el arte para dedicarse a jugar.
LA FOTO muestra a Nabokov en una partida contra su mujer, Vera
Un chico hace tablas en una partida simultánea con Bobby Fischer. Al terminar, el campeón se acerca al joven l y le dice al oído unas palabras. El joven no comprende, no habla inglés. Tardará unos días en enterarse, cuando un compañero le haga saber qué le había dicho en verdad el hombre que venció a Boris Spassky: “Había otra manera, chico”. Obsesionado con conseguir cuál era la jugada que le hubiese permitido ganarle a Fischer, el joven intenta escribir una carta al campeón para que éste le revele la clave. Con ese relato abre el escritor Juan Bonilla su más reciente libro Una manada de ñus (Pre-Textos, 2013), un cuento que resuena en la cabeza del lector al escuchar recientemente a Magnus Carlsen, el segundo campeón de ajedrez más joven del mundo, decir: “La experiencia está sobrevalorada”. Ajedrez y literatura, un binomio potente si se mezcla con la vida. De todo eso junto -y agitado- es posible conseguir las mejores obras y los más estrepitosos fracasos.
T. S. Eliot en La tierra baldía; Elías Canetti en Auto de fe; Samuel Beckett en Final de juego, Nabokov en La defensa… Muchos escritores convirtieron el ajedrez en eje central de sus historias. Aunque hay quienes insisten en que, al momento de unir creación y juego en un mismo compartimento, habría que preguntarse no por las grandes historias que en nombre del ajedrez se han escrito, sino justamente por aquellas que nunca vieron la luz porque sus autores se entregaron al tablero y dejaron de lado la creación. Duchamp, por ejemplo, dejó el arte para dedicarse al ajedrez. Ya en El jugador, Dostoievski planteaba una reflexión bastante temprana sobre el juego como suplantación de la vida.
Ya en El jugador, Dostoievski planteaba una reflexión bastante temprana sobre el juego como suplantación de la vida
Además de Duchamp, muchos otros escritores y creadores se destacaron por ser grandes ajedrecistas: el dramaturgo, poeta y novelista irlandés Lord Dunsany; el mexicano Juan José Arreola y el ruso Vladimir Nabokov, este último según muchos un obseso y gran componedor de jugadas y problemas que cruzan su obra de un lado a otro: desde Poems and Problems, que reúne poemas en inglés y ruso y problemas de ajedrez, hasta su novela La Defensa, una potentísima historia que narra la vida del ajedrecista Luzhin, quien desde muy pequeño se entrega a una práctica en la que juego y realidad terminan difuminándose.
Adaptada al cine por Marleen Gorris en el año 2000, la novela de Nabokov -publicada en 1930- se explaya en las dificultades que sufre Luzhin para pasar del mundo del juego al de la realidad. En su punto culminante, Luzhin termina arrojándose por una ventana. La defensa se vuelve todavía más trágica y potente como obra literaria si se toma en consideración no sólo el hecho de que Nabokov se inspiró para escribirla en el maestro berlinés Curt von Bardeleben (1861-1924) -quien cayó de un cuarto piso en una versión no del todo clara-, sino también porque otros cuatro ajedrecistas, lectores todos de Nabokov, se suicidaron de la misma forma: Karen Grigorian y Georgy Ilivitsky (en 1989), Alvis Vitolinsh (en 1997) y Lembit Oll, campeón de Estonia (en 1999).
Otros cuatro ajedrecistas, lectores todos de Nabokov, se suicidaron de la misma forma: saltando por la ventana
Lewis Carroll y Stefan Zweig eran también aplicados, aunque se dice que no brillantes jugadores. A pesar de ello, el reflejo literario que hicieron del juego ha dejado páginas magníficas. Desde la segunda parte de Alicia en el País de las Maravillas (A través del espejo), en la que Carroll concibe el mundo como un inmenso tablero hasta El jugador de ajedrez y la novela póstuma Una partida de ajedrez, en la que Stefan Zweig narra la confrontación del Dr. B., exprisionero de la Gestapo, con el campeón mundial Mirko Czentovic. Para muchos se trata de su verdadera obra maestra. En ella consigue, a través del juego, hacer un retrato de la presión psicológica y la capacidad de supervivencia de quienes consiguen controlar la mente.
También en la literatura española se han dedicado entregas dedicadas al ajedrez. En su libro La torre herida por el rayo (Premio Nadal, 1994), Fernando Arrabal narra el enfrentamiento entre Elías Tarsis y Marc Amary. Ante ellos el tablero sobre el que se decidirá el campeonato del mundo de ajedrez. Arturo Pérez Reverte lo intentó en La tabla de Flandes (Alfaguara, 1992), un libro que según el filósofo mexicano Luis Ignacio Helguera no es más que una “mezcla fallida de novela policiaca, novela de amor y partida de ajedrez”. El principal defecto, según Helguera, de la novela radica en el hecho de que Pérez Reverte confió a un programa de ordenador la formulación de toda la trama de ajedrez, que termina convirtiéndose más en decoración que en historia.
No es esta, ni muchos menos, una incursión exhaustiva en una coincidencia que ha dado páginas y volúmenes a las estanterías y lectores: La variante Lüneburg, del italiano Paolo Maurensig; La vida que se va, del mexicano Vicente Leñero; a su manera, casi metafóricamente, El movimiento del caballo, de Andrea Camilleri o Las ciudades invisibles de Italo Calvino; el poema Ajedrez, de Jorge Luis Borges… Quedan en el aire, todavía, las palabras de Carlsen: “La experiencia está sobrevalorada”. ¿Qué pensará entonces el joven noruego de la literatura?
Este es un poema que nos dice algo acerca de esa lucha en tablero de 64 casillas que es como la vida
Ajedrez de polvo y tiempo
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
Jorge Luis Borges
En el negro y blanco del tablero
las piezas resplandecen
y su mente iluminada vuela con ellas.
Mas las posiciones ganadoras
van diluyéndose en ese vuelo
entre un errante laberinto
de sutiles combinaciones.
Y aunque sus sueños
parecen lejanos e inalcanzables,
la ansiedad de triunfo
los ilumina con esperanza.
Sin embargo, esos sueños
igual que el sol en el ocaso,
van apagándose poco a poco
sumiéndolo en las sombras.
Y es entre esas mismas sombras
que le aparecen las tablas redentoras
como si fuera un destello del sol
en su agónico descenso.
Pero es sólo un destello de ilusión
mientras la penumbra
sigue dispersando sus piezas,
como si fueran hojas marchitas
movidas por el azar del viento.
Y así muy lentamente
aún respirando, aún palpitando,
se van extinguiendo sus sueños
y también la agonía de la partida.
Y cuando ya en la completa oscuridad
emerge el grito del jaque demoledor
en ese ajedrez de sueños y agonías,
sólo le queda inclinar su rey
en un angustioso silencio.
Pero esa angustia es lenta y no duele
porque aquellos sueños de triunfo
porque aquellos sueños de triunfo
igual que el alba después del ocaso,
siempre volverán a iluminar su espíritu
al reiniciar un nuevo vuelo,
en esa trama inmortal de polvo y tiempo.
en esa trama inmortal de polvo y tiempo.
Néstor Quadri
En esta oportunidad quiero dejarles unos poemas y pequeños relatos relacionados con el ajedrez. Espero les guste.
Sonetos de Borges
Ajedrez
I En su grave rincón, los jugadores rigen las lentas piezas. El tablero los demora hasta el alba en su severo ámbito en que se odian dos colores. Adentro irradian mágicos rigores las formas: torre homérica, ligero caballo, armada reina, rey postrero, oblicuo alfil y peones agresores. Cuando los jugadores se hayan ido, cuando el tiempo los haya consumido, ciertamente no habrá cesado el rito. En el Oriente se encendió esta guerra cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra. Como el otro, este juego es infinito. II Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro
tablero
de negras noches y blancos días.
Dios mueve al jugador, y éste, la
pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama
empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?
|
poema de Omar Khayyám
La "sentencia de Omar" que menciona Borges en su soneto
Ajedrez Porque esta vida no es -como probaros espero-, mas que un difuso tablero de complicado ajedrez. Los cuadros blancos: los días los cuadros negros: las noches... Y ante el tablero, el destino acciona allí con los hombres, como con piezas que mueven a su capricho y sin orden... Y uno tras otro al estuche van. De la nada sin nombre.
Reflexiones poéticas de Ernesto
Sábato
Podría decirse que cuando fue
inventado el ajedrez, quedaron dadas, potencialmente, todas las partidas: a
través de los siglos, los jugadores
descubrirían las partidas
preexistentes, como en una selva. Pero dando un paso más atrás, se podría
decir que el hombre no inventó el ajedrez, sino que lo descubrió.
Considerando el Universo como dado, todas las creaciones e invenciones del
hombre serían como partidas en este Gran Ajedrez, descubrimientos en una Gran
Selva. Pero dando otro paso más atrás, podría decirse que quizá el Universo
no ha sido creado sino descubierto en una Selva de
Universos Posibles, selva difícil,
oscura, sublime, en que sólo un Dios puede aventurarse.
|
Poema de Nicolás Guillen
Homenaje a Capablanca
El poema se llama
"Deportes" y pertenece al libro "La Paloma de vuelo
popular" (1958) y lo relata el locutor peruano : José
Palomino Cortez.
¿Qué sé yo de ajedrez? Nunca moví un alfil, un peón tengo los ojos ciegos para el álgebra, los caracteres griegos y ese tablero filosófico donde cada figura es una interrogación. Pero recuerdo a Capablanca, me lo recuerdan. En los caminos me asaltan voces como lanzas.
-Tú, que vienes de Cuba, ¿no has visto a
Capablanca?
(Yo respondo que Cuba se hunde en los ríos como un cocodrilo verde.) -Tú, que vienes de Cuba, ¿cómo era Capablanca? (Yo respondo que Cuba vuela en la tarde como una paloma triste.) -Tú, que vienes de Cuba, ¿no vendrá Capablanca? (Yo respondo que Cuba suena en la noche como una guitarra sola.) -Tú, que vienes de Cuba, ¿dónde está Capablanca? (Yo respondo que Cuba es una lágrima.) Pero las voces me vigilan, me tienden trampas, me rodean y me acuchillan y desangran; pero las voces se levantan como unas duras, finas bardas; pero las voces se deslizan como serpientes largas, húmedas; pero las voces me persiguen como alas... Así pues Capablanca no está en su trono, sino que anda, camina, ejerce su gobierno en las calles del mundo. Bien está que nos lleve de Noruega a Zanzíbar, de Cáncer a la nieve. Va en un caballo blanco, caracoleando sobre puentes y ríos, junto a torres y alfiles, el sombrero en la mano (para las damas) la sonrisa en el aire (para los caballeros) y su caballo blanco sacando chispas puras del empedrado... |
Poema de Konstantino Kavafis
El peón de ajedrez
Me gusta mirar a la gente cuando juega al ajedrez. Mis ojos siguen esos peones que poco a poco encuentran su camino hasta alcanzar la última línea. Ese peón avanza con tal soltura que te hace pensar que llegando a esa línea en ella comenzarán sus alegrías y recompensa. Encuentra muchos obstáculos en su camino. Los poderosos lanzan sus armas contra él. Los castillos le acometen con sus altas almenas; dentro de sus campos veloces jinetes pretenden con astucia impedir su avance, y por todos lados, desde el campo enemigo la amenaza avanza contra él. Más sale indemne de todos los peligros y alcanza triunfante la última línea. Con qué aires de victoria la alcanza en el momento exacto; qué alegremente avanza hacia su propia muerte. Porque al llegar a esa línea, el peón morirá, todos sus afanes eran para esto. Cae el Hades del ajedrez, y de su tumba resucita la reina que nos salvará.
Reflexión de Truman Capote
¿No es el juego de ajedrez una actividad artística? Es una escultura mecánica con la que uno crea bellos problemas cuya belleza se construye con la cabeza y con las manos. Ecuación perfecta entre cartesianismo y libertad, espacio reglado y azar, el ajedrez se le impone como un modelo de completud estética para el artista. |
Poema de Mario Benedetti
Táctica y estrategia
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi
táctica es
hablarte
y
escucharte
construir
con palabras
un
puente indestructible
Mi
táctica es
quedarme
en tu recuerdo
no
sé cómo ni sé
con
qué pretexto
pero
quedarme en vos
mi
táctica es
ser
franco
y
saber que sos franca
y
que no nos vendamos
simulacros
para
que entre los dos
no
haya telón
ni
abismos.
Mi
estrategia es
en
cambio
más
profunda y más
simple
mi
estrategia es
que
un día cualquiera
no
sé cómo ni sé
con
qué pretexto
por
fin me necesites.
|
Poema de Marín Sorescu
Ajedrez
Yo juego un día
blanco,
El juega un día negro. Yo avanzo con un sueño, El me lleva a la guerra. El me ataca los pulmones, Yo pienso un año en el hospital, Hago una combinación brillante Y le gano un día negro. El juega una desgracia Y me amenaza con el cáncer (Que por ahora anda en forma de cruz), Mas yo le pongo por delante un libro Y lo obligo a una retirada. Le gano otras cuantas piezas, Pero mira, la mitad de mi vida Está fuera de juego. -Oh, le daré jaque a tu rey y perderás el optimismo, Me dice él. -No es nada, bromeo yo. Pues hago el enroque de los sentimientos. Detrás de mi esposa, los hijos, El sol, la luna y los otros mirones Tiemblan ante cualquier jugada mía.
Yo enciendo un
cigarrillo
Y sigo la partida. |
Reflexión de Jacinto Benavente
El ajedrez, interesantísimo; es juego de dioses: ¡manejar a nuestro
antojo un mundo en pequeño con todas sus figuras! Quién sabe si el mundo no
será en resumidas cuentas más que eso, un gran tablero de ajedrez al que unos
seres superiores juegan con nosotros como nosotros jugamos con las figuras
del ajedrez.
Poema de Jairo Tangarife Cardona
Ajedrecistas
Sesenta y cuatro ojos sobre los escaques, cuadro sobre cuadro, hasta el infinito de la ficha, recorriendo y descubriendo mundos, en el aislamiento de su límite. Mil combinaciones como luces en los senderos de su cerebro con temperaturas que oscilan entre cero grados y el mate. Viviendo la sutilidad del peón frente a la arrogante dama, al fugaz alfil ante el sublime caballo, y la soberbia del rey frente a la impertérrita torre. En cada pasaje de su abismo, ante la nausea de la derrota o la majestuosidad del triunfo. |
RELATO DE JORDI CABRÉ CARBÓ
Si ves a mi reina, dile que la
perdono
¿Alguien ha visto un alfil por ahí?
Hace un momento aún lo tenía. Mira que les tengo dicho que vigilen los pasos
de cebra al cruzar. Anda por ahí mucho maleante hambriento y si se descuidan
y no van bien acompañados de fichas guardaespaldas: ¡miau! Esos tipos no
tienen piedad y se comen todo lo que se mueve sin escolta. En fin, otra
defunción… y otra batalla perdida. Pero no importa, porque se empieza otra y
listos. El otro día, recuerdo que jugando una partida con mi amigo Jairo, mi
“Reina”, la muy atrevida, salió sin permiso y sin avisar. La acompañaba un
caballo. Mira que se lo tengo dicho: “no me salgas sin alfiles y sin avisar a
las torres” ¡Todo fue inútil! Ella sale creyendo que todo es color de rosa y
que los pajarillos cantan y las nubes se levantan. “Esta que te cagas, pero
es más tonta e inocente que un bebe y pasó lo que era de esperar. Yo, la
verdad, no puedo culpar a mi amigo Jairo por lo que le hizo, al verla solita
e indefensa, cantando una de Carlos Gardel y presumiendo y saltando de cuadro
en cuadro.Aunque yo en su lugar no le hubiera dado un hijo, yo tomo mis
precauciones como es debido, y más en casos así: de aquí te pillo y aquí te
mato! En fin, son cosas del juego y del querer, del querer echar uno rapidito
claro. Si alguien ha visto a la tonta de mi Reina, díganle que vuelva, que la
perdono y que del fruto de su vientre, haremos primero y como mandan los
cánones, un buen peón
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Poema de Fernando Pessoa
El juego de ajedrez
Oí contar que otrora, cuando Persia
tenía no sé cuál guerra, cuando la invasión ardía en la ciudad y las mujeres gritaban, dos jugadores de ajedrez jugaban su juego continuo. A la sombra de amplio árbol miraban el tablero antiguo, y, al lado de cada uno, esperando sus momentos más holgados, cuando había movido la piedra, y ahora esperaba al adversario. Un vaso con vino refrescaba sobriamente a su sed. Ardían casas, saqueadas eran las arcas y las paredes, violadas, las mujeres eran puestas contra los muros caídos, traspasadas de lanzas, las criaturas eran sangre en las calles... Mas donde estaban, cerca de la ciudad, y lejos de su ruido, los jugadores de ajedrez jugaban el juego de ajedrez. Pese a que en los mensajes del yermo viento les viniesen los gritos, y, al reflejar, supieran desde el alma que por cierto las mujeres y las débiles hijas violadas eran en esa distancia próxima, pese a que, en el momento que lo pensaban, una sombra ligera les pasase en la frente ajena y vaga, en breve sus ojos calmos volvían su atenta confianza al tablero viejo. Cuando el rey de marfil está en peligro, ¿qué importa la carne y el hueso de las hermanas, las madres y las criaturas? Cuando la torre no cubre la retirada de la reina blanca, el saqueo poco importa. Y cuando la mano confiada lleva el jaque al rey del adversario, poco pesa en el alma que allá lejos estén muriendo hijos. Incluso que, de repente, sobre el muro surja la sañosa cara de un guerrero invasor, y en breve deba en sangre allí caer el jugador solemne de ajedrez, el momento antes de ese (está aún dado al cálculo de un lance para efectuar horas después) es aún entregado al juego predilecto de los grandes indiferentes. Caigan ciudades, sufran pueblos, cese la libertad y la vida. Los haberes tranquilos y heredados arden y que se arranquen, mas cuando la guerra los juegos interrumpa, esté el rey sin jaque y el de marfil peón más avanzado listo a comprar la torre. Mis hermanos en amarnos Epicuro Y el entendernos más de acuerdo con nosotros mismos que con él, aprendamos en la historia de los calmos jugadores de ajedrez como pasar la vida. Todo lo que es serio poco nos importe, lo grave poco pese, el natural impulso de los instintos que ceda al inútil goce (bajo la sombra tranquila de la arboleda) de jugar un buen juego. Lo que llevamos de esta vida inútil tanto vale si es gloria, fama, amor, ciencia, vida, como si fuera apenas la memoria de un juego bien jugado y una partida ganada a un jugador mejor. La gloria pasa como un fardo rico, la fama como la fiebre, el amor cansa, porque es en serio y busca, la ciencia nunca encuentra, y la vida pasa y duele porque lo conoce... El juego del ajedrez se prende a toda el alma, mas, perdido, poco pesa, pues no es nada. ¡Ah! bajo las sombras que sin querer nos aman, con un vaso de vino helado, y atentos sólo a la inútil faena del juego de ajedrez pese a que el juego sea apenas sueño y no haya pareja, imitemos a los persas de esta historia, y, mientras afuera, o cerca o lejos, la guerra y la patria y la vida llaman por nosotros, dejemos que en vano nos llamen, cada uno de nosotros bajo las sombras amigas soñando, él las parejas, y el ajedrez a su indiferencia.
FUENTE: Ajedrez y literatura
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Muy lindo todo León, te mando un gran abrazo desde Buenos Aires.
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EliminarMuchas gracias. Usted, también, tiene una gran página. Felicitaciones
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