domingo, 6 de marzo de 2016

BOBBY FISCHER EL JOVEN INQUIETO

Bobby Fischer (III): L’enfant terrible

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Pinball
“Asumimos que los genios son criaturas bendecidas que no tienen que trabajar duro para conseguir sus objetivos. Lo que es difícil para nosotros, resulta fácil para ellos. Pero Bobby, cuando era un niño —con un cociente intelectual que bordeaba los 200 puntos— le dedicaba al ajedrez de diez a quince horas de esfuerzo mental y fuerte concentración, algo que mataría a una persona normal… o al menosme mataría a mí” (Dick Cavett)


sábado, 5 de marzo de 2016

BOBBY FISCHER EL NIÑO REBELDE II

Bobby Fischer: la infancia del pequeño diablo (II)

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“En el colegio, Bobby estaba siempre callado y poco interesado en las clases. De vez en cuando sacaba su pequeño tablero de bolsillo y se ponía a jugar algunas partidas. Invariablemente era descubierto por el profesor, que le decía: «Fischer, no puedo obligarte a escuchar la lección ni puedo impedir que juegues al ajedrez, pero hazlo por mí, por favor deja el tablero». Bobby, cortésmente, dejaba el tablero a un lado y se quedaba sentado en un pétreo silencio. Y todos sabíamos, incluido el profesor, que seguía jugando al ajedrez en su cabeza”
Su mundo era el ajedrez. El pequeño Bobby se sentía preparado para hacer del ajedrez su vida y centrar en ello todos sus esfuerzos de cara al futuro. Si bien antes de los doce años no había sido un niño prodigio como tal, al menos no uno especialmente brillante, entre los trece y los quince años experimentó un proceso de explosión ajedrecística completamente inaudito en un adolescente de esa edad.

BOBBY FISCHER, EL NIÑO REBELDE I

 

Bobby Fischer: la infancia del pequeño diablo (I)

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Mediados de los años cincuenta. Una pareja de chavales camina por las calles de Nueva York. En mitad del ajetreo urbano nadie repara en su presencia. Los transeúntes, los policías, los trabajadores de las obras públicas; cualquiera que se cruce con ellos ve solamente a dos adolescentes —porque eso es lo que son, sólo dos chicos de trece años— pero poco pueden sospechar que uno de ellos se convertirá, en el transcurso de un par de años, en uno de individuos más famosos del país. Y al cabo de algunos años más, en una de las mayores celebridades de todo el planeta. Es el más delgadito, de cabello castaño, vestimenta humilde y aspecto ligeramente desaliñado. Se llama Robert James Fischer y está a punto de irrumpir en la Historia cuando aún no tenga edad para afeitarse; el mundo, de hecho, lo conocerá para siempre con el diminutivo de “Bobby”.